martes, 15 de noviembre de 2011

Criadas y señoras

(The Help, EE.UU., 2011)
Compositor: Thomas Newman
Sello: Varèse Sarabande
Duración: 55,24 min.

Es increíble que después de haber compuesto una música tan bella y de tanta calidad para películas como Wall-E, Cadena perpetua, o American Beauty (sólo por mencionar algunas), Thomas Newman no tenga un Oscar a la Mejor Banda Sonora Original en la chimenea de su casa. Sobre todo después de haber estado nominado 9 veces en esta categoría.


En esta ocasión, de la mano de Tate Taylor, pone la música a una de esas joyas que te encuentras por casualidad, o por el boca a boca (que suele ser el mejor barómetro). Para muchos la sorpresa del año, que con un presupuesto de relativamente bajo para los tiempos que corren, había recaudado en dos meses más de 160 millones de euros, sólo en Estados Unidos. Una cinta preciosa que adapta la novela homónima de Kathryn Stockett. En ella se narra la historia de un grupo de criadas de color y su relación con sus "señoras" en el Mississippi de los años 60, en plena época de segregación racial (todavía unos años antes del asesinato de Martin Luther King).


Una historia interesante, un guión magnífico, una buena dirección y una música que no hace bajar el nivel del conjunto. Encontraremos en el mercado dos discos diferentes: uno con una recopilación de canciones americanas representativas de la época en la que encontraremos canciones como Jackson (Johnny Cash), Hallelujah I Love Her So (Ray Charles) o  Don't Think Twice, It's All Right (Bob Dylan). El otro, el que analizaremos aquí, con la música original de Thomas Newman para la película.



Empezaremos por decir que el compositor americano se ha demarcado de lo que se esperaría en un principio que sería música sureña llena de sonidos folk, reservado a las canciones de la época que hemos citado antes, aunque algo de todo esto también lo encontraremos salpicando con frecuencia algunos compases de la partitura.


Ya desde el inicio con Aibilene es una música que te atrapa. Comienza con unos acordes profundos de cuerda para después introducirnos el tema de Aibilene, una de las protagonistas de la película. Tal y como ella lleva el ritmo de la película, este es el tema central, en el que se introduce una flauta con cierto aire folk, pero sólo como una pincelada. Y con ese ritmo, sin pausa, llegamos a la preciosa Them Fools o casi al final con Amen. Una maravilla de mezcla entre música instrumental y electrónica (precioso el momento en el que aparecen los acordes orquestales en torno al minuto y medio de pista) que te traslada a un estado de paz del que te gustaría disfrutar para siempre... Pero no hay descanso.


Con el violín primero y el piano como enlace, y ese ritmo tan característico entramos en el mundo Newman. Ya somos suyos. Cada nueva pieza te adentra más en ese sonido que se queda entre el piano de George Winston, los ritmos de Kila en Luna Park y los rasgados de Leo Kotke con su guitarra de 12 cuerdas (increíble lo que se puede tocar con una sola guitarra). El máximo desarrollo musical lo encontraremos en el último corte Ain't You Tired (End Title). Aquí debajo podéis escucharlo.




Destacamos especialmente la atmósfera tan especial del comienzo de Bottom of the List. Algo que recordaba haber escuchado en Berrogüetto. Concretamente en la canción Armenia del disco Hepta. Pero con violines y algo menos intimista, si se quiere.


Además de ser una película imprescindible, os animo a que escuchéis la música, no sólo por el contexto, sino como el que escucha una sinfonía. Con ella os encontraréis como en casa. De verdad.


M8mm

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